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viernes, 30 de diciembre de 2011

SANTA MISA O MITIN POLÍTICO...

Por Pedro Taracena Gil

El espectáculo que los obispos nos brindan en Madrid por estas fechas desde hace unos años, es anacrónico y anticonstitucional. Se trata de la puesta en escena del nacionalcatolicismo propiciado por la Iglesia y avalado por el Partido Popular. No es una manifestación religiosa acogida a la libertad que la Constitución ampara. Se trata de una misa-mitin con un contenido que hace coincidir con las reivindicaciones de la derecha más recalcitrante y caduca. En materia de libertad sexual, derechos de igualdad y reconocimiento de la familia sin encorsetamientos medievales. Derechos que legítimamente han sido reconocidos en nuestro ordenamiento jurídico. La naturaleza de esta manifestación es política-religiosa. Más política que religiosa. Si fuera una manifestación de la Iglesia ejerciendo sobre sus fieles el magisterio auténtico que le confiere su dignidad pastoral, no se ocuparían exclusivamente de los preceptos que tienen relación con el sexto mandamiento: libertad sexual, matrimonio entre personas del mismo sexo, divorcio, control de la natalidad, aborto, igualdad, libertad de la mujer a decidir sobre su maternidad. Si esta liturgia se hiciera con vocación de predicar la doctrina cristiana, no se omitirían contenidos como la justicia social, los derechos de los trabajadores, las usuras y los hurtos de los especuladores, banqueros y empresarios sin escrúpulos. Si dicen protegen a la familia, no sólo se protege por el sexto mandamiento con una célula familiar arcaica y caduca, patriarcal y machista. La voz de la Iglesia está cayada cuando los usureros banqueros apoyados de despiadados jueces, desahucian a familias de todo tipo por estar en la miseria sin poder hacer frente a la engañifa de las hipotecas basura. La crisis en el mundo y en España abre a los obispos un auténtico campo de misión, si de misioneros y apóstoles se trata. Pero está muy claro que ese magisterio lo tienen inédito. Los obispos españoles añoran los tiempos de Franco. Del golpe del 36 que ellos bautizaron con el nombre de Santa Cruzada. De la dictadura donde lograron la implantación del nacionalcatolicismo a través del Estado confesional católico. Esta celebración es la nostalgia del tiempo pasado y la esperanza de volver con el PP a la alianza, al menos de hecho, entre el trono y el altar. Es verdad que los patrocinadores de estas posturas, superadas allende los Pirineos, son las huestes de Kiko Arguello (kikos), el Opus Dei, la clase episcopal, la burguesía católica, los religiosos implicados en los negocios de la educación, único púlpito que les queda y la derecha española, coetánea de la Iglesia en las andanzas del  Caudillo desde 1936 hasta su muerte. Esta manifestación de exaltación a la única familia posible es una vergüenza nacional y un esperpento ante el mundo. Pero estos hechos han tenido el beneplácito de las izquierdas, las derechas y la Corona, que para eso Juan Carlos I ostenta el título de Rey Católico y Rey de Jerusalén. La España reserva espiritual de occidente.

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