Páginas

domingo, 11 de noviembre de 2012

CARTA ABIERTA AL REY DE ESPAÑA




Señor:

Su última carta abogando por la unidad de España para salir de la crisis, me ha traído a la memoria, aquella otra intervención ya histórica en la noche del 23 F. La democracia española era frágil y los sables franquistas amenazaban constantemente con volver a la dictadura. En la transición los demócratas desistieron en sus pretensiones de restablecer el Estado de Derecho de la República, interrumpido por un golpe de estado cruento. La oposición al franquismo del interior y la venida del exilio, pusieron mucha más carne en el asador durante la transición, que los herederos del dictador, incluyendo a la familia de Vuestra Majestad. Renunciaron a la república y aceptaron la monarquía parlamentaria; consensuando la Constitución progresista  y homologada con la Declaración Universal de los Derechos Humanos. La Constitución Española de 1978, sí es modélica ante Europa y el mundo, pero el consenso hallado para su aprobación, dejó impune los crímenes del franquismo. Una torticera interpretación de la amnistía, las prisas por llegar al poder y un propósito firme de continuar con el franquismo sin Franco, cerraron la herida en falso del conflicto fratricida. Que España ha funcionado políticamente con su nuevo orden constitucional es indudable, reconocido y admirado por propios y ajenos. Pero la reconciliación entre los españoles no se ha producido, por mucho  que nos empeñemos en calificar  la Transición como modélica. Los franquistas herederos legítimos de Franco, fundados por Fraga, liderados por Aznar a través de la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales, y gobernados por Rajoy, no han cedido ni un ápice de su doctrina del nacionalcatolicismo y mucho menos han condenado el execrable régimen del caudillo que lo fue por la Gracia de Dios. ¿En qué han cedido los franquistas? En nada. Han fosilizado la Constitución y se han deshecho del Estado del Bienestar. Y en qué ha cedido la Corana. En nada tampoco. Tanto los franquistas del Partido Popular, como la Corona, ambas instituciones, mantienen de forma persistente dos posiciones: la negación de la legitimidad de la República, al menos ante la Historia, y que siguen sin condenar la dictadura. La terquedad de los populares tiene cierta lógica porque ellos son los herederos legítimos del dictador, pero el Rey de España lo es porque el pueblo así lo ha querido dotándose de la Constitución de 1978. Como español le exijo que abandone al Partido Popular como compañero de ese viaje hacia el más negro pasado de España. Y propicie la reconciliación entre los españoles que tiene como marco de referencia nuestra Carta Magna. Si los discípulos de Fraga permanecen en el franquismo, que sea en soledad no en compañía del Rey que lo es de todos los españoles. De todos los achaques que se le atribuyen en estos tiempos a la Corona, ninguno tiene tanta importancia como este guiño que se mantiene hacia el franquismo. Pedro Taracena Gil.

No hay comentarios:

Publicar un comentario