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viernes, 28 de marzo de 2014

LA TRANSICIÓN




Por Pedro Taracena

La Transición es la prueba perfecta para medir el verdadero patriotismo y conversión a la democracia de nuestros políticos, de ”nuestras querida España, esta España mía esta España nuestra…” La dictadura se mantuvo en España desde el triunfo del bando nacional en la guerra civil, el 1º de abril de 1939 hasta la muerte del dictador el 20 de noviembre de 1975. El Rey intentó reconducir la transición de la dictadura a la democracia nombrando a un franquista demasiado apegado a Franco, Carlos Arias Navarro. Una vez fracasado éste en el intento le sustituyó por Adolfo Suárez, que conduciría a España hacia su conversión en una democracia, con la promulgación de la Constitución el 6 de diciembre de 1978. La Carta Magna Española marcó el momento de no retronó. Se recuperó el Estado de Derecho quebrado el 18 de julio de 1936 y la Nación Española se situó en el concierto de naciones libres y  demócratas.





El presidente Suárez tuvo que gobernar con el apoyo del Rey a golpe de decreto ley; desarmando literalmente la legalidad que pretendía derribar. Hizo camino al andar al mismo tiempo que deshizo la senda que venía de la dictadura. Algunos hitos asombraron a los españoles y al mundo; restableciendo las libertades públicas, políticas, sindicales y sociales; suprimiendo la censura previa; legalizando el Partido Comunista de España; suprimiendo las Leyes Fundamentales del Movimiento Nacional a través de  las propias cortes franquistas; convocando unas primeras elecciones generales para abrir un periodo constituyente; concluyendo el periodo de transición con la promulgación de la Constitución a través de un referéndum. Sin olvidar Los Pactos de la Moncloa, ejercicio de diálogo negociación y consenso sin precedentes. La Constitución promulgada estableció a través de un gran consenso una democracia coronada. De ninguna manera esta Carta Magna era el marco constitucional que había dejado “atado y bien atado” el general Franco, Caudillo que lo fue de España por la Gracia de Dios. El franquismo formal y legal quedaba en la historia. Pero no todos los franquistas que desempeñaron sus funciones junto al dictador, encontraron la conversión a la democracia como lo hizo Adolfo Suarez, ni mucho menos. Los franquistas que iniciaron su andadura democrática en torno a Manuel Fraga Iribarne, crearon un partido político que se denominó Alianza Popular, pero con el resentimiento de no conseguir la influencia política esperada en el nuevo régimen.





Hasta aquí los hechos acaecidos en el periodo llamado de la Transición, ya escrito con mayúscula. Son eventos e hitos objetivos, históricos, sin valoración política subjetiva. Con la dimisión inesperada de Adolfo Suárez, la Transición quedó en manos de la recuperada soberanía del pueblo. En las legislaturas siguientes se produjo la alternancia en el poder: Cuatro legislaturas de los socialistas con Felipe González como presidente. Dos legislaturas de Alianza Popular con el nombre de Partido Popular, presididas por José María Aznar. También dos  legislaturas más siendo presidente el socialista José Luis Rodríguez Zapatero y por último vuelven al poder en 2011, Mariano Rajoy al frente del Partido Popular.
Es preciso analizar a través de los hechos la evolución de los franquistas y los venidos de la clandestinidad, del exilio y los perseguidos por la dictadura. Fue Adolfo Suarez quien propició el diálogo y el consenso. Tres personajes simbolizaron las tres posturas más significativas: Adolfo Suárez, Manuel Fraga y Santiago Carrillo.





Santiago Carrillo renunció a la República y aceptó la bandera monárquica. Manuel Fraga, lejos de renunciar al franquismo del cual había tomado parte muy activa, se empeñó en pretender reconciliar el franquismo con la Constitución. Según él por obra y gracia el consenso no solamente trajo la legalidad constitucional, sino que también consiguió la reconciliación entre los españoles. El partido de Fraga, Alianza Popular, que procedía de las asociaciones políticas permitidas en el seno del franquismo, cambió el nombre que no su ideario, por el de Partido Popular. Desde la muerte de Franco hasta la llegada al poder de Aznar, esta formación política no ha mostrado ningún entusiasmo por el espíritu de Suárez, aunque evoquen la Transición y la Constitución hasta el delirium tremes. No es una valoración subjetiva, basta con analizar las leyes que han aprobado reconociendo derechos constitucionales, a lo largo de sus legislaturas incluyendo la actual. Las hemerotecas no son válidas porque la filiación política es patente.





La desaparición de Adolfo Suárez y el homenaje que le ha rendido España entera, ha servido de catarsis para valorar la situación actual, treinta y seis años de la entrada en vigor de la Constitución. Dicho en román paladino, el adiós al Duque de Suárez ha sido la verdadera “prueba del algodón que no engaña” para todos los políticos actuales. La aparente salida de tono del Presidet de la Generalitat de Catalunya haciendo comparaciones, sus palabras fueron tachadas de inoportunas y fuera de lugar. Aquellos a quienes les hizo sonrojar mayormente las palabras de Mas, cínicamente les preocupaba la falta de respeto al primer presidente de la democracia. Aunque Suárez ya no necesita defensores de  pacotilla. El algodón del consenso cuando se pasa por la vida pública del siglo XXI, deja mucho que desear, pero sale peor parado cuando se pasa por los franquistas que salieron indemnes de la dictadura y viven en democracia sin renunciar a nada. La muerte de Suárez está produciendo un lamentable, vergonzoso e hipócrita lavado de cara a los herederos de Fraga; cambiando los nombres de las calles, aunque siguen sin condenar la dictadura.
Este artículo es mi sincero homenaje a un gobernante a quien nunca le entregué mi voto, pero siempre he discernido entre los franquistas que creyeron en la democracia y los franquistas que aún perduran en el Gobierno de España después de cuatro décadas.
¡Que alguien me saque de mi error!





sábado, 22 de marzo de 2014

LAS MARCHAS DE LA DIGNIDAD


Por Hipólito del Infantado

Foto: Internet. Rafael Sanz Lobato

Cada paso que dan Rajoy y el Partido Popular, se alejan más de la democracia y se acercan a su estado natural que es la dictadura. En este baile danzan al mismo compás: la casi totalidad de los medios de comunicación, la Iglesia y las organizaciones religiosas encabezadas por el Opus Dei, los empresarios liderados por el IBEX 35 y los caciques del siglo XIX con vocación de perpetuarse en la historia. La clase política en general ha cometido demasiados errores, sobre todo aquellos que han tenido en sus manos alguna cota de poder, motivo sobrado por el cual la sociedad les da la espalda y no esperan nada de ellos. El pueblo vaga a la deriva como ovejas sin pastor al margen de aprisco.
Los legítimos herederos del franquismo no disimulan ni un ápice, que están muy orgullosos de su filiación a la dictadura. Hasta hace dos años han guardado las formas pero ahora los hechos constatan que el franquismo goza de buena salud y tenemos un gobierno dictatorial sin Franco y encubierto bajo la apariencia constitucional. “Por sus hechos los conoceréis”, ninguna ley propiciada por el Partido Popular en sus legislaturas, ha desarrollado derechos constitucionales. Sin embrago, sí, ha torpedeado el desarrollo de los derechos de los españoles hasta fosilizar la Constitución, al mismo tiempo que se erige en defensor del Estado de Derecho y los Derechos Constitucionales. Aunque sean conscientes de que violando la Constitución, se colocan en contra de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y de todas las convenciones que el Estado haya firmado. Además como la gran parte de la judicatura, incluyendo el Tribunal Constitucional, tiene la misma sensibilidad franquista, sobre todo en su vertiente del nacionalcatolicismo, sólo podremos ser librados de esta perversión, por algunos jueces salvados de las purgas nacionales, sin acudir a instancias europeas para nuestro sonrojo y vergüenza.
LAS MARCHAS DE LA DIGNIDAD llegan a Madrid cargadas de razón. Este gobierno nos ha machacado la dignidad con sorna, revancha, chulería, desprecio e ignominia, (afrenta pública), por si alguien desea consultar el diccionario de la RAE, éste y el resto de vocablos. Por mucho que los medios quieran desviar la atención hacia otros asuntos que disipen la realidad de hoy, la presencia de los miserables reclamando la dignidad criminalmente usurpada, es muy potente… Les acompañan las plagas provocadas por la U.E. y sus lacayos. Las plagas no se disipan con antidisturbios, por mucho que fanfarronee y evoque el cumplimiento de la ley la delegada del gobierno de Madrid, cuyo nombre no se merece que mencione. El Gobierno es reo de culpa como consecuencia de su conducta llena de “acciones indebidas o reprensibles” contra el pueblo y al servicio del poder tirano. Este entrecomillado es lo que la RAE define como ¡crimen! Curioso ¿verdad?
El pueblo está en la calle para recuperar la dignidad arrebatada por la tiranía del poder económico, que sólo rinde culto al Becerro de Oro que enriquece a unos pocos y  empobrece, hiere y mata a la sociedad. Y la mano ejecutora es Rajoy y sus secuaces. Secuaz se le denomina a quien sigue el partido, doctrina u opinión de otro. Los enfermos condenados a muerte por los recortes económicos, no se resuelven con la fuerza pública. La desnutrición de los niños y el hambre del indigente tampoco se soluciona negando cobijo, el pan y el agua a los caminantes de la dignidad.  Las amenazas y el miedo no evitarán la denuncia permanente de sus abusos de poder.
Es verdad, que al margen de LAS MARCHAS DE LA DIGNIDAD que han marcado un hito en la historia de las reivindicaciones en España, un minúsculo aunque execrable y despreciable grupo de terroristas, han tratado que no conseguido, reventar la masiva y pacífica concentración popular. Mi apoyo a los policías heridos y  mi repulsa a los salvajes atentados contra personas, edificios y mobiliario urbano. No obstante, denuncio la pretendida equidistancia que ha mantenido la señora delegada del gobierno, entre los manifestantes y sus policías. Parece que los policías debían de defenderse de la masa que se manifestaba. Ninguna sensibilidad hacia sus demandas al margen del reconocimiento, faltaría más, del derecho de manifestación. Sus mensajes eran amenazantes. Los llegados a la capital después de cientos de kilómetros debían esfumarse y desaparecer para cumplir la imposición de no acampar para no invadir el terreno de los demás. Me niego a dedicarle ni una palabra más a este episodio al final  de la jornada, de esto se ocupan los voceros, que son muchos, muy bien pagados al servicio del poder popular, que no el poder del pueblo.


domingo, 16 de marzo de 2014

GOBIERNO DE ESPAÑA MESTER DE CLERECÍA

Por Pedro Taracena




La fe y la razón son conceptos antagónicos. Disciplinas de humanidades enemigas. La razón no soporta la fe religiosa y la creencia en una deidad rechaza todo pensamiento resultante del uso de la razón. La fe parte de una premisa infalible, la verdad absoluta, y la razón busca constantemente la verdad relativizada en el tiempo y el espacio. La Historia de la humanidad se construye a través del conocimiento producto del raciocinio.  La teología entiende de dogmas que vienen dados por inspiración divina; interpretados por la clase sacerdotal que se arroga la infalibilidad de su interpretación. Sin embargo las ciencias humanas utilizan silogismos lógicos, teoremas, axiomas y plantea problemas y soluciones de toda índole.





Siguiendo los planteamientos definidos por la fe, Dios es el principio y fin de todas las cosas, es decir, el creador del mundo. Sin embrago estos principios categóricos si se llevan hasta sus últimas consecuencias, presentan no pocas paradojas. Dios crea al hombre como ser inteligente con una razón capaz de investigar el mundo que le rodea, discerniendo unas cosas de otras y unos acontecimientos de otros.   Pero el creador ha dotado al hombre de una cierta carencia: El ser humano está condenado a no concebir en su mente la divinidad y además la doctrina revelada  está sembrada de contradicciones y de preceptos que no emanan de la razón creada por el propio Dios. Dicho de otra forma, el hombre que solamente se deja llevar por la razón al margen de los preceptos divinos, se aleja cada vez más de Dios, pero vive más intensamente la vida según su libre albedrío. La paradoja está servida porque el creyente está obligado a vivir una vida que no es de este mundo, y el librepensador alcanza cada vez más altas cotas en el conocimiento humano.






Esta contradicción merece una reflexión: Cómo es posible que la divinidad haya credo al hombre a su imagen y semejanza, inteligente sobre el restos de los animales, y sin embrago las creencias impuestas por su creador mutilen su raciocinio. Para seguir la doctrina de cualquier religión es preciso renunciar a cualquier razonamiento que entre en conflicto con la fe revelada. Este dilema no es patrimonio exclusivo de las tres religiones monoteístas: Cristiana, islámica o judía, es común a toda religión. No obstante, los romanos que aceptaron muchos de los mitos y dioses de Grecia, no comprendían la intolerancia de los judíos primero y los cristianos después, para aceptar otra divinidad que no fuera su Dios, que consideraban exclusivo y excluyente. Fuera del Dios de Israel, el resto era de origen pagano, idólatra o mítico, aunque tuvieran en común el fanatismo de aceptar la sinrazón del propio concepto divinidad.




La estructura mental de quienes tomen como base creencias religiosas para la organización social, política, ética o jurídica en el siglo XXI,  se acercan a una patología psicológica que demuestra la atrofia de la razón como atributo humano. Si esta actitud y aptitud se ciñeran a lo privado, carecería de importancia y no repercutiría en lo público. Pero cuando este adoctrinamiento es  asumido por los poderes políticos, entran en conflicto con la legalidad constitucional basada en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. El resultado de esta tendencia queda plasmado en leyes contrarias a los derechos de los ciudadanos. En ciertos países de tradición democrática y laica, mantienen el “creacionismo” en los planes de educación, un puritanismo arcaico y recortes de derechos del ciudadano, que en el ámbito religioso son pecado como: Aborto, divorcio, matrimonio gay, mantenimiento de la continencia sexual como un valor positivo… La separación de la religión y la política debe ser un hecho en beneficio de la democracia y los valores republicanos. Difícil de conciliar con la institución monárquica que, no lo olvidemos, es de origen divino.




En el caso español ha quedado de manifiesto que el Gobierno del Partido Popular, muy afín al franquismo y sobre todo ligado al nacionalcatolicismo, está legislando en base a dictados de la Iglesia, que es tanto como decir al margen de la razón: Ley del aborto. Ley de educación. Segregación por sexos en los colegios religiosos con subvención del Estado, por prejuicios de moral católica, bajo el pretexto del rendimiento escolar. Privilegios de la Iglesia Católica, bajo la falacia de pago de un pretendido débito histórico. Supresión de la asignatura de Educación para la Ciudadanía, para eludir la educación sexual. Mantenimiento de la alianza trono-altar introduciendo la monarquía en las prácticas religiosas, aunque la Constitución  Española determina que el estado es aconfesional. Y por último el maridaje Iglesia-Estado hecho realidad en los Acuerdos con la Santa Sede, que no tratado o concordato, statu quo mantenido en contra del espíritu y la letra de la Constitución de 1978. No Hay duda que esta situación está llena de anomalías laicas y democráticas. Imperando la sinrazón de la fe sobre la simple razón. Otra consecuencia más de la mal llamada Transición...







El Caudillo de España que lo fue por la Gracia de Dios, está momificado pero su espíritu habita entre nosotros. Por los siglos de los siglos. Amén.

martes, 4 de marzo de 2014

¿QUIÉN MANDA EN EL MUNDO?

Por Isidoro Gracia
Exdiputado


Fuente: Facebook

Mucho antes de que se impusiera el concepto de globalización, Ortega y Gasset, ya sostenía que el gigantesco proceso de unificación estaba en su término, y que existía un influjo autoritario ejercido en todo el mundo.
En los comienzos del siglo XX, Ortega y Gasset acertó en muchas de sus previsiones respecto al futuro, o en los fundamentos en que se basaba el poder real, y también como se ejercía ese influjo autoritario, manteniendo que el uso del mando se sostenía siempre en el apoyo recibido desde la opinión pública, o casi siempre, ya que admitía como posibles otros componentes. Pero no fue capaz de adivinar la capacidad de conducir a esa opinión pública, incluso en dirección absolutamente contraria a los intereses de la mayoría, mediante medios solo al alcance de unos pocos, con las notables excepciones que representan algunos iluminados al inicio del camino de sus experiencias seudo-religiosas o sociológicas. Como consecuencia situaba el poder saliendo de Europa hacia USA y la mayor concentración del ejercicio del mismo en los gobiernos.



Fuente: Facebook

Hoy, bien avanzado el siglo XXI, a la propiedad de los medios de producción, señal de identidad que en los programas máximos socialistas señalaba a quien se apropiaba del trabajo de otros, y a cuyos intereses servían gobiernos y partidos burgueses, habría que sumar un especial apartado con los que son propietarios de todos los medios que generan opinión pública. Cierto es que las nuevas tecnologías han abierto brechas, que los defensores de los que se consideran dueños del mundo intentan controlar, afortunadamente no siempre con éxito. Respecto a los medios históricos  tradicionales: la fuerza, la religión o el control del comercio, hace tiempo que son meros instrumentos, y no fuente, del mencionado influjo autoritario.


Fuente: Facebook

El resultado es que los ciudadanos que se creen libres, por vivir en democracias, y en consecuencia dueños de la riqueza que generan con su trabajo, son poco conscientes de que todas las democracias son imperfectas y están demasiado condicionadas por las decisiones que toman unas pocas grandes fortunas y especuladores, que ejercen de amos inmisericordes, mediante dirigentes interpuestos, más dependientes de los medios que les permiten su elección, todos aquellos que generan opinión, que de sus programas políticos y no digamos ya de la ideología, hoy sustituida por la “eficacia” y “el mercado”.


Fuente: Facebook

Las excepciones, en ausencia de democracia, dirigentes de algunos estados, incluso tan inmensos como China o Indonesia, concentran en sí mismos en control de todos los instrumentos. El conjunto del mando hoy se define como principio de multilateralidad, pero no deja de ser el influjo autoritario de unos pocos, muy pocos, sobre la inmensa mayoría y, en su mayor parte, no está residenciada en los gobiernos y parlamentos.
Para cambiar esto hacen falta un par de cosas, según Mao: “los oprimidos no deben confiar su liberación en la sensatez de los opresores”, y,  “deben unirse y perseverar en la lucha”. No parece que los ciudadanos de a píe estemos en proceso de unión y lucha, y confiar en la sensatez de quienes nos exprimen, en su beneficio, como dice en cómico: “es tontería”.



Fuente: Facebook
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