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martes, 11 de noviembre de 2014

EL CASTILLO DE NAIPES


Por Pedro Taracena


Foto: Jam Montoya


Solamente el Gobierno es el único que mantiene que la corrupción en España no está generalizada. El Partido popular y sus secuaces se han instalado en la mentira y han hecho del embuste su mudus vivendi.. No obstante la evidencia es otra y la corrupción está extendida a todas las instituciones y a muchas personas, demasiadas, del campo de la política, la empresa, la banca, las financias, los sindicatos, la nobleza, todos, auténticos delincuentes de guante blanco. Tampoco se salva el Ejército, la Policía y la Guardia Civil. La presunción de inocencia se ha convertido en la gran falacia para que el presunto delincuente siga campeando por los lares de la corrupción.
Las instituciones como tales ni delinquen ni se prestigian. Son las personas las honorables y las que se corrompen. Hablamos de porcentajes de presuntos delincuentes, condenados y encarcelados, para endulzar las estadísticas y salvar el prestigio de las instituciones, pero en España el escándalo ha desbordado todas las rayas rojas y saltado todas las alarmas. Cada proceso se convierte en un periplo nada fácil de recorrer, dado que la arquitectura legal está el servicio de la fortificación de los poderosos. Las garantías procesales eternizan los procesos. Los casos denunciados prescriben y en último caso está la perversa y arbitraria concesión de gracia a través del indulto. Allende los Pirineos somos el ejemplo a no seguir jamás. Intramuros el verbo culpar, perdonar o responsabilizar, no conjugan con dimitir, como forma inmediata de respetar a los contribuyentes, que son los afrentados, ofendidos o burlados.





En la España de hoy, si comenzando por el Presidente de Extremadura y terminando con el Presidente del Gobierno, asumieran su responsabilidad política por haber observado irregularidades en su gestión al servicio de la función pública, toda la estructura del PP caería como un castillo de naipes. Rajoy está incluido en los papeles de Bárcenas, cuyos documentos el juez ha dado por válidos para procesar a otros imputados. El líder del PP está bajo sospecha de recibir sobres con sueldos de la caja B de su partido. En otro país el jefe del Ejecutivo no seguiría en la Moncloa de turno. Y el caso de Monago, no importa que fueran legales sus viajes para una dudosa función política, lo grave es que la confianza depositada en un senador, queda traicionada porque gasta dinero público para uso personal. Además cada vez que intenta aclarar el turbio asunto, derrama más embustes e imprecisiones.






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