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viernes, 9 de enero de 2015

"MANDAR ES SERVIR"


Por Pedro Taracena




"Mandar es servir, y no habrá día en el que deje de recordar este principio"

Es curioso cómo la persona del Rey no solamente es inviolable por obra y gracia de la Constitución, sino que se considera casi sagrada e infalible ante La Casta: políticos y medios del régimen de 1978. Constitución que se escribió al dictado de los franquistas, militares, políticos antifranquistas y la Iglesia, según el testamento del dictador, A este ejercicio de anacronismo se le denominó Transición cum laude de modélica.




Felipe VI en un arrebato de aguerrido militar declara que: “Mandar es servir, y no habrá día en el que deje de recordar este principio". Con todos mis respetos hacia la Jefatura del Estado, no puedo estar de acuerdo con que  los verbos mandar y servir se yuxtapongan para establecer, nada más ni nada menos, que un principio político, ético o moral. Entendiendo como principio: “Base, origen, razón fundamental sobre la cual se procede discurriendo en cualquier materia”. Tampoco los vocablos mandar y servir tiene ninguna relación etimológica. Su significación es distinta por no decir contraria en algunas de sus acepciones. Es posible que el monarca lo utilizara como una metáfora o una figura literaria o poética, sin transcendencia pedagógica o ilustrativa.




Si el Rey de España al pronunciar estas palabras ante el Ejército del cual es Capitán General, albergó la intención de integrar a los militares en el pueblo al cual sirven, no estuvo muy acertado al evocar su educación militar y los valores de mando y servicio marcadamente castrenses. Ni el diccionario de la RAE ni la ciudadanía lo entienden. Sobre todo para los españoles que tuvimos la ocasión de realizar el Servicio Militar obligatorio, la impopular Mili, lo de mandar es servir nos suena como a un error en el uso del vocabulario o una falacia. Las virtudes castrenses cuando conjugan los verbos mandar y servir, si se meditan un poco, solamente se justifica su aceptación por la sumisión de obediencia debida de cortesanos aduladores. Bajo mi opinión es un mensaje anacrónico como lo es la monarquía que preside. Estos dos verbos no se conjugan juntos en democracia. La autoridad del que manda y los servidores públicos, tienen su base en los valores laicos, constitucionales o republicanos. No son virtudes morales aprendidas en la milicia.


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