¿Es
aceptable que en una sociedad regida por derechos y no por dogmas
religiosos esté bajo la autoridad de quien niega el ejercicio de las
libertades en sus propias instituciones y a sus propios súbditos? ¿No es
una perversión de la ley invocar la libertad para imponer la dictadura
moral? ¿Son los jueces y los fiscales súbditos de Dios? ¿Deben
anteponer sus creencias a la defensa de las libertades? ¿No es eso una
dictadura moral?
Cuáles
son los límites de la libertad de expresión. Quién pone límites al
ejercicio de las libertades. Con qué criterios se imponen esos límites a
los derechos. ¿No rebasa los límites a la libertad de expresión un
obispo cuando pregona que los homosexuales son enfermos? ¿No rebasa los
límites de expresión un imán cuando pregona que las mujeres deben ser
golpeadas? ¿Qué es la libertad? ¿Quién puede poner límites al ejercicio de
las libertades sino quienes están en contra de su ejercicio?
El
ejercicio de las libertades y la de expresión se combate con el
ejercicio de la libertad de expresión de quien se siente ofendido. El
instrumento es el pensamiento crítico apoyado en el ejercicio de
derechos que son la garantía de las libertades. Embozar el ejercicio es
prohibir la libertad. Por esta razón se da la paradoja dialéctica, en el
discurso de la doble verdad/doble mentira, de que el espacio de la
libertad reside al otro lado del dogma, de la dictadura, una vez
traspasados los límites a la libertad.
Más
allá de los límites a la libertad es donde se encuentran las
libertades. El espacio infinito en el que los ciudadanos tienen derechos
y los ejercen. La libertad es el espacio infinito social y político de
derechos individuales en el que la libertad de expresión se combate con
más libertad de expresión; en el que una idea se combate con otra idea;
en el que un argumento se combate con otro argumento; en el que un
sentimiento coexiste con otro y contra otro sentimiento porque hay
tantos sentimientos como ciudadanos; allí donde una religión se combate
con otra religión, donde el ateo se opone al creyente, donde el musulmán
se opone al católico, donde el científico se opone al creyente, donde
el pensamiento crítico se opone al dogmático…y viceversa.
El
espacio donde el pensamiento crítico contra el dogma garantiza la
libertad de expresión y el progreso de la humanidad. Lo contrario es la
imposición del dogma a garrotazos. Por mucho que se amparen en leyes
favorables a la dictadura moral. Lo que puede ocurrir cuando los
tribunales se comportan como tribunales de la Santa Inquisición o de la
Media Luna. Las libertades han creado ese espacio de confrontación
dialéctica. Sólo los dogmáticos y autoritarios tratan de imponer límites
al ejercicio de las libertades. Y estos personajes dogmáticos,
autoritarios y liberticidas también están presentes en los tribunales:
al servicio del dogma. De una soberanía extraña a la declaración de
derechos fundamentales. Es lógico que sólo las personas dogmáticas, de
derechas y religiosas, cuyos textos doctrinales condenan, desde hace
siglos, las libertades, sean las que invocan los límites de la libertad
para imponer su verdad dogmática. La libertad es el espacio infinito en
el que se ejercen los derechos individuales, todas las libertades. Y lo
proclaman las constituciones, antes de ser reguladas por el pensamiento
reaccionario.
Javier Fisac Seco
http://www.ecorepublicano.es/2017/03/los-limites-la-libertad-o-el-delito-de.html
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