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martes, 18 de julio de 2017

SUSANNA GRISO



Los impostores del periodismo español


Por Pedro Taracena Gil

       


Una de las musas de la derecha española recibe un galardón periodístico

                                         

Susanna Griso ha recibido el premio Eisenhower de Periodismo. Lo recibió en el Instituto Cervantes de Nueva York de la mano del presidente de la Fundación Eisenhower por su "defensa de la libertad de información”.


Hasta aquí la reseña del evento. En algunas entradillas se hace referencia a la libertad de expresión y en otras a la libertad de información. Ambos términos hacen referencia a los artículos 10 y 20 de la Constitución Española. Dejando atrás la obviedad de que durante la dictadura no hubo liberad en ningún sentido del término, los medios de comunicación en la Transición, renovaron el pacto de apoyo y vasallaje, al poder oligárquico y al poder político, sin distinción. La prensa, radio y televisión, tanto privados como de titularidad pública, se han financiado y se financian por canales ajenos al lector, oyente o espectador. Es decir, sin acudir a la autofinanciación.
El dinero les entra a través de la publicidad institucional, bancos propietarios de los medios, también imperios mediáticos supranacionales y grupos de presión interesados con líneas editoriales afines. En este campo de la  dependencia financiera caminan al unísono, los partidos políticos y los medios de comunicación. De ahí su dependencia de los poderes económicos y su falta de independencia. Durante la Transición hubo maridajes escandalosos entre el Gobierno y el grupo Prisa, por ejemplo. Y en nuestros días las correas de transmisión a favor del Régimen del 78, de los medios escritos, los canales de televisión y las emisoras de radio, son patentes. Hay una pléyade de impostores del periodismo constituidos por tertulianos nada especializados o especializados en la propaganda institucional, que reciben de sus redacciones correspondientes, el guión a seguir en los programas para mantener el mono debate generalizado.
En el caso de la presentadora galardonada, Susanna Griso, es un sarcasmo el decir que se mueve entre unos parámetros de libertad de expresión y de información, constitucionalmente hablando. Antena-3 TV, LA RAZÓN y el grupo, por no llamarles pandilla, de impostores del periodismo que nutren los diversos platós, lejos de ser merecedores de cualquier galardón periodístico, constituyen un  esperpento nacional ajeno a la pluralidad social, política y democrática de la España del siglo XXI.
La noticia de este premio me ha escandalizado tanto como el Premio Princesa de Asturias 2017 de la Concordia y el Nobel de la Paz 2017, ambos otorgados a la Unión Europea. El siguiente entrecomillado, ha corroborado mis temores: 

“La Fundación Eisenhower, es una asociación sin ánimo de lucro que promueve la defensa de la paz mundial a través del reforzamiento de los lazos entre Estados Unidos y el resto de países del mundo. Para la consecución de estos objetivos financia programas de formación en EEUU a personas que han demostrado extraordinarias dotes de liderazgo en el mundo de la empresa, la política, la universidad así como en el ámbito de las ciencias sociales y humanas.
Eisenhower Fellowships ha contado con prestigiosos presidentes. Actualmente su presidente es George de Lama. Anteriormente lo fue el general retirado Colin Powell y también lo han sido ex-presidentes de los Estados Unidos como George H. W. BushGerald Ford, o Secretarios de Estado como Henry  Kissinger o Donald Rumsfeld. Forman parte de su Board of Trustees los más destacados políticos (como Madeleine Albright) o cargos de las principales empresas de los Estados Unidos”.

Estos personajes y su pedigrí internacional, no son garantía y mucho menos exponentes, nada más y nada menos, que de la libertad de expresión y de la información. En España los medios de comunicación adolecen de muchos vicios y escasas virtudes. A Susanna Griso le han otorgado el premio por su fidelidad al dogma de la Santa Transición. Apoyado por el universo conservador de los EEUU de América. Esta insigne personalidad mediática se encuentra arropada por el corporativismo del gremio de voceros del Reino y boceras del Régimen del 78. Donde la autocrítica y la crítica a los colegas brilla por su ausencia. Lejos de ser el látigo del Gobierno de turno, se convierte en la musa del poder y hasta de los candidatos al poder.
El esperpento se consuma cuando el premio a la ínclita estrella de la pequeña pantalla, se le otorga en la sede del Instituto Cervantes de Nueva York.
¡Si Don Miguel levantara la cabeza!
Quizás doña Susanna no hay leído El Quijte


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