La tormenta perfecta
Llarena, déjalo ya porque según informaciones de última hora la Guardia Civil te habría ocultado los datos que demostrarían que no hubo malversación el 1-0. Zoido dice que de eso nada y que sí hubo malversación. Pura coordinación, vamos.
Llarena, déjalo ya porque el Partido Popular y el Gobierno de España están hasta las cejas de casos de corrupción. Un presidente del Gobierno capaz de enfrentar un problema de la gravedad y dimensión del catalán debería ser moralmente intachable y ética, estética y dialécticamente irreprochable. El 'caso Cifuentes' es la guinda del pastelazo todo.
Llarena, déjalo ya porque esta idea de España que se respira últimamente es -como alguien ha dicho acertadamente- muy del Capitán Alatriste. Sin quitarles ninguna responsabilidad a los independentistas por sus inmensos errores ni por sus pasos en falso, es cierto que la reacción del Estado resuena a los “novios de la muerte”. La tormenta perfecta e inacabable.
Xavier Sardá
Xavier Sardá
LA JUDICALIZACIÓN DE LA POLÍTICA
Editor: Pedro Taracena Gil
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